El congénere silvestre de la cobaya proviene de las sabanas del Norte de Sudamérica, concretamente de las regiones andianas de Perú; donde vivían en pequeños grupos sociales; por lo que necesitan de compañía.
Las cobayas han sido domesticadas durante siglos, sobretodo con fines alimenticios. Es un animal muy apreciado en la dieta de los indígenas. Los llamaron cerditos de las indias porque en esos tiempos se creía que América del Sur era una región de las Indias occidentales y porque sus chillidos recordaban a los de un cerdo. Otra teoría dice que cuando se importaron por primera vez como animal de compañía en Inglaterra costaban una guinea y por eso en inglés se les denominó “Guinea pig”.
Existen 3 variedades de cobayas en función del tipo de pelo:
La coloración de la capa puede ser de un solo color o de diferentes colores dispuestos en manchas o bandas.
Son animales histricomorfos, que se caracteriza por largos períodos de gestación, crías de desarrollo precoz y una membrana que cubre la entrada vaginal excepto en el estro y en el parto.
Son animales tímidos y tranquilos, que vocalizan mucho, aunque generalmente no agresivos, y con un reflejo de parálisis; constituyendo una mascota ideal para los niños.
Son animales sociables que necesitan vivir en parejas o pequeños grupos de un solo sexo o grupos de ambos sexos con machos castrados, ya que si coinciden 2 o más machos sin castrar pueden haber peleas. Se sujetan por las patas de delante por el tórax y las patas de atrás. Si se ponen muy nerviosas se cogerán por el cinturón pectoral y pélvico hasta que se relajen.
Es muy importante tener un buen alojamiento ya que una de las causas principales de enfermedad en estos animales es un mal alojamiento.
Los aspectos más importantes a tener en cuenta son: buena ventilación, evitar humedad y corrientes de aire y buena limpieza, al menos 2 o 3 veces por semana puesto que son animales más bien sucios. Las cobayas toleran mal las altas temperaturas.
Las cobayas no suelen trepar o saltar y raramente intentan escapar, por lo que, lo mejor es mantenerlas en una jaula lo bastante grande para diferenciar una zona de deyecciones, otra de comida o de pasto y otra zona de paseo o para realizar ejercicio. Además la jaula debe disponer de una zona para el nido o refugio cerrada, ya que al ser una especie presa, son animales tímidos y necesitan de intimidad, siendo este un lugar de escondite para ellos.
Es importante que hagan ejercicio fuera de la jaula no necesariamente todos los días, pero si con la mayor asiduidad posible. No obstante, nunca deben estar fuera sin vigilancia ya que muerden todo. Podemos proporcionar un enriquecimiento ambiental montándoles circuitos con premios comestibles o aportándoles juguetes para roer.
La jaula debe estar en un lugar fresco, evitando corrientes de aire y altas temperaturas (18º - 25º), aunque esto no quiere decir que no puedan tomar el sol directamente, eso sí, evitando siempre las horas de más calor y proporcionándoles un lugar de sombra.
El suelo de la jaula debe ser liso ya que los barrotes pueden lesionar las patas. Como lecho podemos usar sustratos no abrasivos y lo suficientemente acolchados para poder excavar. Los sustratos más empleados son: el corazón de maíz, material vegetal prensado, heno, paja… debemos evitar los sustratos pulverulentos como serrín o la arena de gato, ya que les pueden ocasionar problemas respiratorios a causa del polvo. Encima del sustrato podemos poner paja o heno, que les proporcionará calor y protección a las patas; e incluso les servirá de alimento.
Son animales crepusculares que se alimentan al amanecer y al atardecer. Son herbívoros estrictos, por lo que el aporte de fibra en el alimento es indispensable. En estado salvaje se alimentan a base de arbustos y hierbas, y obtienen gran parte de los requerimientos de agua de los vegetales. No obstante, en cautividad deben abastecerse de agua ad libitum. Las cobayas no chupan las gotas de agua que caen de la botella, sino que colocan la boca alrededor de la boquilla, generando una pasta que puede llegar a bloquearla, por eso debemos controlar el bebedero para evitar la deshidratación de los animales.
Su dieta se debe componer principalmente de heno y pienso para cobayas. En el mercado existen varias dietas comerciales de alta calidad y con la mayor concentración de fibra posible, preferiblemente en forma de pellets y evitando los piensos con semillas. Algunos piensos recomendables de alta gama son: Oxbow, Bunny cobayas; Versele laga (Prestige). La disponibilidad de heno o alfalfa debe ser ad libitum, ya que les aporta un gran contenido de fibra, proporcionándoles un desgaste normal de los dientes (ya que sus dientes crecen de forma constante durante toda la vida) y un buen funcionamiento del digestivo.
Además se les debe proporcionar una variedad de hortalizas y vegetales frescos como: canónigos, brócoli, rúcula, diente de león, acelgas, endivia, alcachofas, escarolas, apio, hojas de remolacha, hojas de zanahoria, pimiento rojo, verde, piel pepino, piel calabacín, zanahoria, guisantes e incluso césped o trébol de jardín que aporta ácido oxálico que lima los dientes. Conviene evitar las frutas, el pan, las pastas y las semillas ya que son alimentos grasos y aportan poca fibra, lo que puede paralizar el intestino de la cobaya. Además las cobayas son animales golosos que tienden al sobrepeso. Debemos evitar alimentos duros y abrasivos ya que pueden perforar la mucosa oral y facilitar el acceso de patógenos y provocar abcesos.
Es muy importante que toda la comida fresca que reciban esté a temperatura ambiente, nunca puede estar recién sacada del refrigerador.
Es importante que las cobayas reciban un aporte externo de vitamina C ya que son incapaces de sintetizarla. Las formas de suplemento de dicha vitamina es sobretodo en la dieta, mediante frutas y verduras frescas (pimiento rojo y verde), aunque esta es bastante inestable y se oxida fácilmente. O mediante suplementos líquidos (p.e. Redoxon®) que se añaden en el agua de bebida o se administran directamente en la boca, aunque estos solo bajo supervisión veterinaria.
Existen muchas enfermedades que pueden hacer enfermar a una cobaya. Además como son animales que tienen muchos enemigos en la naturaleza no suelen demostrar debilidad, por lo que muchas veces solo cuando la enfermedad ya está avanzada nos enteramos de que está mal. Hay que tener claro que la mayoría de los problemas de salud de estos animales se deben a una mala nutrición y manejo, muy importante en este punto por tanto es el aporte de vitamina c en la dieta.
Se recomienda realizar al menos una revisión anual en el veterinario. No existe ninguna vacuna comercializada para cobayas. Pueden tener parásitos externos (pulgas, ácaros, piojos, y menos frecuentemente garrapatas) e internos (coccidios,…) pero generalmente no se realizan tratamientos preventivos, solo se tratan si se detectan.
Ante cualquier síntoma como alopecia, prurito, pelo erizado, hinchazones subcutáneos, disnea, secreción ocular o nasal, diarrea, anorexia, renuncia a moverse, cojeras,… acudir al veterinario especialista.
Los más importantes por su incidencia son las tiñas o dermatofitosis. Está provocada por hongos. Suele cursar con zonas sin pelo y descamación en la piel. Requiere tratamientos largos tanto en cobayas como en personas.